El 27 de noviembre de 2007 la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que declara el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Once años antes el Parlamento Europeo ya había adoptado la Carta de Derechos de las Personas con Autismo.
¿Qué es el autismo? El autismo se simboliza con el color azul, por eso el 2 de abril se iluminan edificios emblemáticos como el Empire State Building, se hacen sueltas de globos azules, y se transmiten por redes sociales iniciativas como que ese día se vista de azul o se tiña de azul los avatares de Twitter o Facebook. Lo primero que hay que saber es que no es una enfermedad, es un trastorno del desarrollo que se manifiesta en la infancia. Lo sufren aproximadamente 1 de cada 150 nacidos. Afecta cuatro veces más a los hombres que a las mujeres. Se caracteriza por que antes de los tres años, normalmente antes de los 18 meses, se presentan alteraciones o retrasos en al menos una de las siguientes tres áreas: las relaciones sociales, la comunicación y la conducta. Con frecuencia se habla de espectro autista o transtorno del espectro autista (TEA) precisamente para dar cabida a sus muchas y variadas manifestaciones, que hacen que cada persona afectada tenga sus propias y muy diferenciadas características.
Lo primero, una persona con todo lo que eso implica: puede ser tímido o extrovertido, tranquilo o inquieto, puede gustarle la música o los deportes... Cuando se mira a una persona con autismo hay que intentar ver al individuo y no al trastorno, que además es tan variado en sus manifestaciones que hace imposible describir un común autista aplicable a todos los afectados. Dentro del espectro autista hay gente con síndrome de Asperger, con problemas sociales y conductuales pero sin retrasos en el lenguaje, autismo de alto funcionamiento (los más capaces de manejarse de forma autónoma) y autismo muy discapacitante (muchas veces denominado autismo de Kanner, por Leo Kanner, el primero en describir el trastorno). Hay incluso personas con autismo definidas como savants que, independientemente de su grado de afectación, están dotados prodigiosamente para la música, el ajedrez, el dibujo o las matemáticas.
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